domingo, 30 de enero de 2011

Mi Luchita: Por Felipe Calderón Hinojosa

Mi Luchita: Por Felipe Calderón Hinojosa
Por: Gunther Hasselkus

Mi Luchita es una obra de nuestro encomiable presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Don Felipe Calderón Hinojosa; un compendio de patéticas e insulsas demostraciones de lo que un presidente no debe hacer como máximo estandarte del poder ejecutivo. Es una lástima que el texto haya sido escrito después del sexenio de Fox, perdón Sahagún, disculpen Bribiesca…

El escrito comienza rememorando una lucha contra el narcotráfico; una lucha sin cuartel, sin estrategia y sin un ápice de psicología o conocimiento de la naturaleza humana, o al menos de la más básica psicología mexicana. Enfrentar un ejército con una mafia no es inteligente y mucho menos si no se tiene certeza que el ejército esté plenamente convencido de sus labores y sus enemigos…
Pero eso no es lo peor, sino que además Felipe viaja a Davos para aseverar que lo mejor sería estandarizar el precio del petróleo y así evitar gasolinazos futuros, desde luego sin contemplar lo obvio… el gasolinazo inicial!
No basta quien siga enarbolando ecuaciones y algoritmos que decretan una opción macroeconómica así como válida, sin embargo estimados economistas, en sus míseras matemáticas falta un ingrediente vagamente conocido en la política que debería procurarse, es decir… la sociedad.

Sin tener un pelo de tonto, pues ya no tiene pelo este tonto, el todavía presidente de México argumentó que la opción más factible para regresar al mundo a la estabilidad era simplemente eliminar subsidios a los hidrocarburos y así como dirían en algunos pueblos, porque yo nací en ciudad, “muerto el perro se acabó la rabia”, sin embargo esto no procede en política nacional y mucho menos internacional, yo le recomendaría que buscara otras fuentes de energía, sondearía la posibilidad de incrementar el uso de tecnología sustentable y buscaría con ahínco dejar de depender de mamá y papá, es decir, del escaso petróleo y las cada vez más escasas remesas procedentes del vecino sajón.

Y es que hablando de Estados Unidos de Norteamérica, a nuestro gabinete, porque es de facto, nuestro como ciudadanos; se le ocurrió consultar al aclamado “Zar Antidrogas”, sí Gil Kerlikowske quien afirmó que el primer paso para derrocar al crimen organizado es redefinir en términos lingüísticos su existencia, bautizando a los narcotraficantes como: “empresas criminales multifacéticas”, lo cual es totalmente cierto, ya que llevamos casi 5 años recomendando al sr Felipe Calderón que atienda “la guerra” como se debe y permita exhibir que las drogas son sólo un caudal y que la mafia está involucrada en algunas otras actividades que me parece no están del todo permitidas en la renovada y siempre actualizada Constitución de 1917.
El problema del narcotráfico es mucho más grande y necesita la opinión de expertos en otras ramas como bien lo dijeron los representantes de las máximas casas de estudios en nuestro país ,el IPN y la UNAM.

Por ello, tengo algunas inquietudes que me gustaría respondiera Don Felipe:
¿Qué le parecería buscar la forma de mejorar la calidad de vida de los mexicanos y procurar una salvaguarda ciudadana para no caer en la adicción a estupefacientes?
¿Qué tal le vendría hacer una campaña inteligente en contra de las drogas para que no exista su consumo y por ende su negociación?
¿Qué tal vería una sistemática reducción de los negocios de estas mafias y así debilitarlos económica y simbólicamente antes de lanzar granadas al aire sin un objetivo certero?
Qué triste escenario político en camino, dos años más de lo mismo y los próximos 6… también. Sea quien sea el que decida el cónclave electorero, el legado de las contrariedades y risible surrealismo empiezan a escribirse en Mi Luchita, un texto inédito por un presidente decrépito…